Los aromas forman parte del grupo de aditivos empleados frecuentemente, entre otros ámbitos, en la producción de tabaco. Por ejemplo, se emplean aromas para crear sabores ajenos al tabaco (como mentol o vainilla), para “redondear” el sabor del tabaco o para “mejorar” el sabor de tabacos de poca intensidad (por ejemplo, cacao y regaliz).
Los aditivos son sustancias que se añaden a los productos durante el proceso de elaboración, con el fin de aportarles determinadas propiedades de las que carecen de manera natural. Los aditivos habituales en el tabaco son, por ejemplo, aromas, conservantes y humectantes.
Los conservantes se encuentran entre los aditivos más habituales en los productos de tabaco, y se usan también en otros productos estimulantes y en alimentos. Su finalidad es evitar el ataque de microorganismos como el moho, que provocarían un deterioro prematuro de los productos.
Los humectantes son aditivos en el tabaco cuya finalidad es evitar que el tabaco se seque demasiado, porque el tabaco seco provoca cambios no deseados de sabor. Especialmente en el caso del corte fino, una sequedad excesiva del tabaco perjudica a sus propiedades a la hora de liarlo.
Los tabacos inflados también se conocen como tabacos expandidos. En la producción del tabaco inflado se emplean complejos procesos para aumentar, o inflar, el volumen del tabaco ya cortado en hasta un 70%. La inclusión de tabaco inflado en las mezclas de tabaco permite, por ejemplo, reducir los valores de nicotina y condensado. No obstante, con frecuencia se usa exclusivamente con fines de ahorro de costes, porque el uso del tabaco inflado reduce la cantidad necesaria de tabaco en cada cigarrillo.
Al retirar las nervaduras de las hojas, caen fragmentos muy pequeños de hoja (recortes) que se denominan restos de tabaco. Durante el posterior tratamiento del tabaco para elaborar cigarrillos o tabaco de liar también se generan restos, predominantemente en forma de polvo. A menudo, los restos de tabaco se reutilizan en la posterior elaboración del tabaco reconstituido.
El tabaco procedente de la región del estado federal estadounidense de Virginia se denomina tabaco de Virginia, y hoy en día es considerado el concepto genérico de los tabacos claros de hoja grande. El tabaco de Virginia ya se cultiva en todo el mundo. Las plantas contienen, en comparación con otras variedades, un elevado porcentaje de azúcar natural que se traduce en el sabor del tabaco. Así, el tabaco de Virginia se destaca especialmente por su color marrón dorado claro y su agradable aroma suave y forma la base para muchas mezclas de tabacos, los llamados blends. Las hojas de tabaco grandes se cosechan desde abajo hasta arriba de la planta, a intervalos que dependen de su madurez, recogiéndose a menudo las hojas superiores, más delicadas, todavía a mano. El secado de las hojas de tabaco se realiza según su finalidad de uso; sin embargo, el tabaco de Virginia se somete a un secado por calor donde se transforma en tabaco crudo. En este proceso de maduración se conduce aire caliente por las cámaras de secado lo que proporciona al tabaco su típico aroma suave.